La última semana de noviembre cerró con una recuperación moderada que permitió a los mercados terminar el mes en mejores condiciones de lo que parecía probable a mediados.
El cierre parcial por el Día de Acción de Gracias redujo el volumen, pero el rebote final del viernes bastó para que el S&P 500 avanzara en noviembre, extendiendo su racha positiva a siete meses consecutivos. La señal es relevante, donde pese al desgaste de ciertos sectores, la bolsa estadounidense evita romper tendencia.
La corrección vino principalmente desde los motores del último tiempo. Los activos asociados a la inteligencia artificial perdieron tracción donde el gigante Nvidia cayó un 12% en el mes y Bitcoin retrocedió un 20%. El Nasdaq no logró cerrar noviembre en terreno positivo, en un contexto donde el entusiasmo tecnológico empieza a enfrentar dudas, en un entorno de toma de utilidades tras varios trimestres de rendimiento extraordinario.
En simultaneo el Treasury a 10 años regresó a la zona del 3,94%, cerca de los mínimos de octubre. En ausencia de deterioro laboral y sin señales de recesión inmediata, el mercado encuentra un colchón respecto del futuro de la política monetaria por parte de la FED.
El giro de la Reserva Federal fue determinante. Tras varios meses de mensajes restrictivos, el banco central suavizó el tono y el mercado hoy asigna cerca de un 90% de probabilidad a un recorte de tasas de 25 pb el próximo 10 de diciembre. Este cambio trajo a la mesa el viejo y conocido concepto “Fed Put”, es decir, un colchón psicológico que avala tomas de riesgo sin exigir un deterioro macro evidente. Desde el 1 de diciembre los miembros entraron en periodo de silencio, lo que elimina ruido comunicacional y deja la atención puesta en los datos.
La política también agregó elementos de ruido. En los últimos días circularon reportes sobre una eventual reunión entre Donald Trump y Nicolás Maduro, así como versiones que mencionan a Kevin Hassett como candidato para presidir la Reserva Federal ante el fin de la etapa de Jerome Powell. Aunque son temas especulativos, calibran el escenario institucional previo a 2026.
Para esta semana, el foco vuelve a estar en los datos, varios de ellos retrasados por el cierre administrativo en EE. UU., los que permitirán a la FED llegar con toda la información necesaria para su próxima reunión el 10 de diciembre. En Europa, la atención estará en la inflación de noviembre de la eurozona.
Diciembre comienza con un mercado menos sostenido por la narrativa de IA y más anclado a la expectativa de política monetaria. La estacionalidad ofrece viento a favor, pero el rally dependerá de si los datos validan la ausencia de deterioro real. Hasta entonces, no queda más que esperar a las próximas decisiones de cierre de año.